sexta-feira, 17 de outubro de 2008

Virus del papiloma humano

El virus del papiloma humano (HPV, por sus siglas en inglés) identificado por el premio Nobel de Medicina, el alemán Harald zur Hausen, puede causar cánceres cervicales, o de cuello del útero, que afectan a unas 500.000 mujeres al año, el 80% de ellas en los países en desarrollo.
Transmitidos por contactos sexuales, los papillomavirus (de los que el HPV es un tipo) están muy extendidos y son muy contagiosos.
Según las estimaciones, el 70% de las personas sexualmente activas están expuestas a ellos en algún momento de sus vidas, generalmente en la adolescencia o al comienzo de su vida sexualmente adulta.
En la mayoría de los casos, los papillomavirus son eliminados naturalmente por el organismo humano. Pero entre un 3% y un 10% de casos, la infección del HPV persiste y puede conllevar lesiones del cuello del útero (la parte inferior del útero, situada al fondo de la vagina) que a su vez puede transformarse en cáncer.
Más de 250.000 mujeres mueren anualmente de cáncer cervical, en su mayoría en los países en desarrollo.
Existen más de 100 tipos diferentes de papillomavirus humanos. La mayoría de ellos son inofensivos. Los virus del tipo 16, 18, 31, 33, 35, 39, 45 y 51 son llamados "oncógenos" porque pueden dar lugar a cánceres.
El 80% de los cánceres se deben a los virus HPV, que son los tipos 16, 18, 31 y 45.
El reparto de los tipos de virus varía según las regiones. Los tipos 16 y 18 son los que se encuentran con mayor frecuencia, sin distinción de zonas geográficas.
Desde 2006 se puede vacunar a las adolescentes (a ser posible antes de que comiencen su vida sexual activa) contra las infecciones de HPV.
Actualmente se comercializan dos vacunas: Gardasil protege contra las infecciones causadas por cuatro tipos de papillomavirus (6, 11, 16 y 18) y Cervarix contra los dos más peligrosos, el 16 y el 18.
Sin embargo, esas vacunas no protegen contra todos los tipos de papillomavirus que pueden originar lesiones cancerígenas o contra infecciones previamente existentes.
Una serie de controles y test específicos regulares permiten detectar la presencia de células anormales y lesiones precancerígenas o cancerígenas en el cuello del útero femenino, tanto si se ha sido vacunada como si no.

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